El papel de la mujer en el sector primario de las Terres de l’Ebre y su empoderamiento

Gandesa vivió hace unos días, un encuentro para homenajear y reconocer el trabajo de las mujeres campesinas de las Terres de l’Ebre.

Un reconocimiento que ha ido acompañado de un acto de empoderamiento para mostrar a la sociedad el papel fundamental que las mujeres están desempeñando en el mundo de la agricultura y la ganadería, entendido como un trabajo que, como muchos otros sectores, comparten con los hombres. Su visibilización es uno de los objetivos más importantes que se persiguen.

Vamos al principio

Hace unos 4.000 años, cuando la sociedad neolítica se hizo sedentaria, mientras los hombres salían a cazar a las mujeres se dedicaban al cuidado de los mayores y los más pequeños del clan, y al cultivo de la tierra. Así pues, desde el inicio de la civilización y cuando la agricultura iba adquiriendo una importancia primordial, la labor femenina en las tareas relacionadas con la agricultura creció en el mismo sentido, incluso en los tiempos en los que sólo el conocimiento intuitivo guiaba las manos de las cosechadoras.

En todas las épocas históricas tener la posesión de la tierra ha sido un símbolo de poder. Por eso, en el momento de heredarla pasaba de padres a hijos, lo que relegaba a las mujeres a la simple participación en el duro trabajo junto a los hombres.

En la actualidad, de acuerdo con los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, la población española que desarrolla su actividad en el medio rural es de un 16%, un porcentaje pequeño de trabajadores que sostienen el peso del sector primario. La siguiente pregunta que debe hacerse es: en el sector primario, ¿qué papel juegan las mujeres?

Las vertebradoras del medio rural, hoy

El número de mujeres que convierten la actividad agrícola y agropecuaria en su profesión es cada vez mayor, pero los problemas a los que se enfrentan no son menores: invisibilidad, falta de oportunidades, desequilibrio en cuanto a sus compañeros masculinos, etc. Sin embargo ya partir de una lucha permanente, la presencia femenina es cada vez más frecuente en los órganos de decisión de cooperativas agrarias y consejos rectores de otras entidades del sector.

En 2007 el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación aprobó un Plan para la Igualdad de Género en el desarrollo Sostenible del Medio Rural, con el objetivo de fomentar “un medio rural sostenible y equilibrado entre sexos”.

Este plan se desarrolló en tres fases, la última de las cuales incluye un proyecto creado por el Instituto de la mujer con 51 propuestas para solucionar el problema de la inclusión laboral y la participación económica de las mujeres en el ámbito rural.

En la misma línea trabaja la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR), entidad que une a diferentes agrupaciones de mujeres dedicadas a la agricultura en el marco nacional. Su objetivo es superar las dificultades que las mujeres «encontramos en el medio rural y reivindicar nuestros derechos fundamentales«. Por derechos esta federación entiende algo tan básico como una remuneración por el trabajo realizado, incluso cuando la explotación agraria es familiar, así como derechos sociales y reconocimiento, tres aspectos esenciales que con demasiada frecuencia son tenidos por supuestos.

Así, entre las reivindicaciones más importantes se encuentra la cotitularidad de las explotaciones agrarias, la igual de oportunidades entre el medio rural y el urbano, el fomento de la formación y la capacitación, así como la creación de una red de servicios que conduzcan a la estabilidad y el desarrollo en el medio rural.

Las mujeres de la tierra en Catalunya

La desigualdad de género sigue muy presente en el campo. Sólo la titularidad de una de cada cuatro explotaciones agrarias en Catalunya está en manos de mujeres, y el empleo femenino en el sector agrario está en un 20%. Entidades como Mujeres del Mundo Rural o Ganaderas de Cataluña tienen como objetivo la tan perseguida visibilidad del trabajo de las campesinas, conseguir la igualdad dentro del sector y conseguir ser tratadas como expertas.

Aunque entre 2005 y 2019, la cantidad de mujeres que viven en el campo ha aumentado un 10,4% y alcanza el millón, no se ha producido un incremento proporcional de su peso en espacios de poder.

Esto hace que una de cada cuatro explotaciones agrarias en Cataluña es propiedad de una mujer, frente al 60% que es propiedad de hombres y del 10% restante que pertenece a empresas y personas jurídicas, según el Departamento de Agricultura, Ganadería y Pesca. Las cifras están aún más desequilibradas si se trata de la titularidad de las explotaciones agrarias prioritarias (EAP), una categoría que lleva implícitas varias ventajas fiscales y que permite optar a distintas ayudas y subvenciones institucionales. En este caso el porcentaje de mujeres propietarias desciende hasta un 15,15%.

Gandesa, a favor de la mujer campesina y ganadera

La Terra Alta acogió la jornada de homenaje a las mujeres rurales de las Terres de l’Ebre, que ha reunido a más de 150 participantes. El acto se llevó a cabo en la bodega Herencia Altés de Gandesa, donde también se donde también se entregaron diplomas de reconocimiento de mentoría profesional a mujeres nacidas en el siglo XX, biografías de 184 mujeres ebrencas que ahora quedan recogidas en un libro.

La consellera de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural, Teresa Jordà, expresó que «Debemos conseguir que las mujeres productoras estén en los lugares donde se toman las decisiones». Por eso defendió la incorporación de las mujeres del sector primario en las organizaciones, consejos rectores de las cooperativas y asociaciones porque el papel de las mujeres es clave en el futuro del sector gracias a su contribución en el desarrollo rural y en el arraigo en el territorio.

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