La vía verde del Baix Ebre recuerda la memoria de los prisioneros republicanos obligados a construir el ferrocarril

El Consell Comarcal instala en Xerta un panel explicativo con la historia de los ex combatientes republicanos.

Uno de los episodios más cruentos y recordados en las Terres de l’Ebre es la llamada Batalla del Ebro, la última que se libró durante la guerra civil y que determinó hacia qué bando se decantaba la balanza.

Tras la guerra y la victoria de los nacionales, la dictadura franquista obligó a unos 2.700 presos, ex combatientes republicanos, a trabajar de formar forzada en la apertura de la vía férrea del Valle de Safan, entre Alcañiz y Tortosa. Formaban parte de los batallones de trabajadores y debían soportar durísimas jornadas de actividad a menudo peligrosa, con castigos físicos, mala alimentación y adoctrinamiento fascista constante. Es una de las historias poco conocidas que esconde la actual vía verde del Baix Ebre, uno de los principales turísticos y naturales de la zona por la que pasan miles de personas al año. El consejo comarcal, encargado de su gestión, ha querido honrar la memoria de este colectivo con la instalación de un panel informativo en la estación de Xerta.

Fue entre los años 1938 y 1942. Antes del inicio de la batalla del Ebro, la línea ferroviaria llegaba hasta la población de El Pinell de Brai y durante el episodio fue «clave para facilitar la conectividad con el frente de las tropas franquistas» en el margen derecho del río, según explica el historiador, Andreu Caralt, responsable de la empresa Terra Enllà, que ha investigado el episodio a raíz del inventario de espacios históricos de la Guerra Civil Española que le encargó el Consejo

Finalizado el conflicto bélico, la dictadura franquista destinó a excombatientes republicanos identificados como «desafectos» al régimen, y también a algunos desertores de las propias filas, a prolongar la línea hasta Tortosa con trabajo esclavo. A la población de Xerta, punto de acantonamiento de las tropas y batallones de prisioneros, fueron destinados más de 1.300 hasta 1942.

Hacían tareas como el tendido de raíles o la reconstrucción de los viaductos derruidos por los combates. «En términos generales las condiciones duras o muy duras. Es gente que no había sufrido causa penal alguna, no tenían ningún juicio: eran prisioneros de guerra, considerados desafectos al régimen, y eran utilizados para rehacer obras de interés para el Estado . Se les tuvo meses o años hasta que se aclaró su situación legal y pudieron regresar a sus hogares», apunta Caralt.

Además de ser forzados a trabajar, sufrían mala alimentación, castigos corporales y régimen de esclavitud. Todas estas vivencias sólo aparecen difusas en algunos trabajos académicos. Un aspecto que el historiador vinculó a la posible voluntad de los afectados de dejar atrás ese episodio en el contexto represivo de la época.

En cambio, en la población de Xerta, sí ha perdurado un recuerdo de esa presencia. Los trabajadores crearon, junto a vecinos, un equipo de fútbol que acabaría siendo la «semilla» del futuro combinado local. La prensa de la época, incluso, anunció uno de los partidos que jugó el llamado equipo del Batallón de Trabajadores de Xerta.

Desconocimiento vecinal

Su estancia en el pueblo también dio pie a relaciones sentimentales. El Ayuntamiento franquista también les requirió para que se hicieran cargo de algunas obras en el municipio, como la reforma de una capilla. «El vecindario te cuenta estas cosas, pero desconocen las condiciones de vida real de estos trabajadores esclavos», cierra Caralt.

Para reivindicar la memoria de estos trabajadores esclavos del franquismo, el Consell del Baix Ebre ha instalado un panel informativo cerca de la estación de Xerta explicando su historia. También incorpora imágenes de la época de los prisioneros y la construcción de la vía, así como un código QR para acceder al contenido en castellano e inglés. «Por aquí pasan unas 400.000 personas al año y con este cartel queremos dignificar a aquellos republicanos que durante la guerra y la posguerra se dejaron la vida aquí, construyendo esta vía férrea», ha apuntado el presidente del Consell del Baix Ebre, Xavier Faura.

Se trata, apunta Caralt por su parte, de uno de los pocos ejemplos en Cataluña de elementos de divulgación de la memoria de los batallones de trabajos forzados, que fueron obligados a hacerse cargo de varias obras en España después de la guerra. Es también una demanda de las asociaciones memorialistas, que luchan por dar visibilidad a un episodio desconocido y con muy poca documentación.

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