El caracol manzana se considera erradicado en el tramo del Ebre de Miravet y controlado en el tramo hasta Tortosa

La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha iniciado la campaña anual de vigilancia y control del caracol mazana en el tramo del río Ebro entre Tortosa y Miravet (Ribera d’Ebre). En el tramo entre Miravet y Ginestar, donde se detectó el primer foco río arriba en el 2017, la plaga se da oficialmente por erradicada después de cuatro años sin encontrar ningún ejemplar ni puesta en la zona. De hecho, desde 2018, cuando se extendió por el Ebro el cangrejo azul, el número de ejemplares de caracoles invasores se ha reducido y mantenido en el tramo de Miravet en Tortosa. El pasado año se localizó 1.300 ejemplares adultos y 4.000 puestas. Calvo ha apuntado que son más que en 2021 porque la vigilancia se ha ampliado hasta el embarcadero de Campredó.

Según ha avanzado el responsable de Estudios Medioambientales de la CHE, Alfonso Calvo, el Govern publicará en breve en el DOGC (Diario Oficial) el orden con el que se da por erradicada la plaga del caracol mazana en el tramo del Ebro entre Mirabet y Ginestar . Esto ocurre porque se suman cuatro campañas sin detectar ni ejemplares ni puestas en este tramo del río, como exige la Unión Europea.

Río abajo, hasta Tortosa todavía se encuentran caracoles maçana «pero en cantidades «casi insignificantes». Calvo ha remarcado que la «situación en el río es favorable» y que el incremento de ejemplares y puestas localizadas en la campaña de 2022 se debe a que la CHE ha ampliado la zona de muestreo y vigilancia hasta el embarcadero de Campredó (pueblo de Tortosa), donde terminan las competencias del organismo, allí se ha hecho también una «zona tampón» para evitar que la plaga pueda colonizar tramos superiores del dominio público hidráulico.

La inversión del Ministerio para la Transición Ecológica en estas campañas asciende, desde 2017, a unos 2 millones de euros. La campaña de 2017 registró el pico más alto de población de la plaga en el Ebro. Al año siguiente, gracias al cangrejo azul que buscaba espacio y alimento después de infestar todo el delta del Ebro, apareció río arriba y arrasó también con los caracoles maçana. «Fue una disminución muy, muy grande, pero ahora el cangrejo también se ha reducido al río, porque lo capturan más en el mar y sube menos por el río. Sin embargo, parece que la falta de cangrejo no debe suponer un incremento de ‘ejemplares de caracol’, ha apuntado Calvo que así se está observando en la campaña actual.

La CHE también colabora en el tramo final del río Ebro en las labores de lucha contra el caracol maçana con Costas del Estado y también con la Generalitat. En el tramo bajo del Ebro, ha dicho Calvo, es más difícil hacer prospecciones y «está más arraigado» porque empezó a extenderse a través de los arrozales y las redes de riego del Delta.

Su capacidad de adaptación y procreación, con miles de puestas desde los tres meses de vida cuando ya es fértil, le convierten en un «devorador» muy nocivo, «como un virus». Para frenarlo en el río, como se alimentan de plantas, se hacen contrafuegos con tramos sin vegetación de ribera para evitar su desplazamiento.

Técnicos de Tragsa y Paleoymas hacen muestreos semanales en todo el tramo del río, a pie por las orillas y con cayuco por el centro del río, y los hacen de día y sobre todo de noche, con linternas, porque es cuando más movilidad y voracidad tienen los caracoles.

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