Los Agentes Rurales intensifican los trabajos de vigilancia de las especies de rapiña

Los Agentes Rurales intensifican la vigilancia de los hábitats de especies como el águila perdicera para preservar su supervivencia en las Terres de l’Ebre.

A partir de este septiembre que hemos empezado, las tareas se centrarán en las zonas donde se mueven estas aves rapaces protegidas y amenazadas, después de que se localizara un ejemplar abatido por un disparo el pasado invierno.

Los agentes remarcan que estas especies mantienen el equilibrio de poblaciones, de ratas y conejos, que, por el contrario, pueden convertirse en plagas para la agricultura y la ganadería. Asimismo, destacan que también realizan una función ecológica que contribuye al saneamiento animal, al alimentarse de ejemplares envejecidos, enfermos o incluso carroña, evitando así la propagación de enfermedades.

En los últimos 20 años, sólo en las Terres de l’Ebre se han producido cinco casos de águilas perdiceras heridas o muertas por armas de fuego. La dificultad de encontrar los cuerpos en el medio natural hace pensar que la realidad de estos casos podría ser muy superior. El águila abatida por un arma, hallada en febrero, pudo localizarse porque llevaba un GPS que recopilaba datos orientados a permitir mejorar las medidas de conservación.

También se han detectado otras aves protegidas heridas por disparo. En concreto, en la Estación Biológica de Canal Vell (Deltebre) se atendieron 21 aves no cinegéticas en 2021. En cuanto a otros Centros de Recuperación de Fauna del Gobierno, también ingresaron por disparo a animales no cinegéticos 27 a Torreferrussa; 25 en Vallcalent y diecinueve en el centro de los Aiguamolls del Empordà.

En Cataluña, el Decreto legislativo 2/2008, de 15 de abril, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de protección de los animales, describe el águila perdicera como especie protegida de la fauna salvaje autóctona. Además, en el próximo Catálogo de fauna amenazada de Catalunya (pendiente de aprobación) se considera especie en peligro de extinción dado que su supervivencia a corto plazo es poco probable.

Dada su importancia, la Generalitat destina esfuerzos de gestión, recursos personales y económicos para garantizar la supervivencia de la especie. De hecho, provocar la muerte de especies protegidas puede acarrear sanciones administrativas y penales.

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